Entiendo la psicoterapia como un proceso de conocimiento y profundización en uno mismo que permite a la persona liberarse de creencias y patrones de funcionamiento dolorosos, limitantes y generadores de malestar.

Éste es un proceso a dos: en un espacio de intimidad, escucha y respeto, terapeuta y cliente exploran juntos los aspectos que causan sufrimiento así como los recursos que la persona tiene y no está utilizando, sea porque no sabe o porque no los conoce, de forma que pueden emerger nuevos potenciales y conductas más saludables. El motor de cambio es la relación. Una relación de seguridad y confianza a través de la cual la persona se irá conociendo y reforzando, y adquirirá mayor autonomía, autenticidad y bienestar.

Los aspectos a tratar pueden ser muy variados: aislamiento, ansiedad, depresión, estrés, impulsividad, inseguridad, introversión, tristeza, duelo, miedos, confusión, trauma, baja autoestima, enfermedad, somatizaciones, problemas de pareja o de relación… También las ganas de conocerse mejor y de adquirir un abanico más amplio de recursos y actitudes para afrontar la vida de forma más auténtica y creativa.

Normalmente la terapia se realiza por medio de sesiones semanales de una hora, durante un período de tiempo variable. Este tiempo vendrá definido por la demanda de la persona y se acordará entre cliente y terapeuta.